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martes, 1 de marzo de 2011

LA UD SALTÓ VENCIDA AL TERRENO DEL BETIS

El conjunto amarillo, falto de actitud, se entrega a un adversario que tuvo piedad en el marcador. Ambos equipos corren a toda velocidad en direcciones contrarias

No; por más vueltas que demos en el repaso mental a lo sucedido esta tarde en Sevilla, todo lo que se esgrima para justificar la derrota suena a excusas y a paños calientes. No hay por donde hilar un argumento que alivie el severo castigo que recibió la UD Las Palmas en su visita al Betis. No fue un contratiempo el primer gol de Rubén; fue un clamoroso error defensivo, una grave falta de concentración individual y colectiva en una jugada en la que seis amarillos se cuidaban entre sí en el área mientras el isletero recibía en soledad y fusilaba a Barbosa. El 2-0 de Emaná prácticamente es una anécdota, porque durante la primera parte el juego del Betis fue un ciclón que llevó a Las Palmas a encomendarse al Supremo para no dejar sentenciada entonces la contienda. La acción del 3-0 no es fruto del azar o del estado de inspiración de Jorge Molina; es la finalización efectiva de una oleada de contragolpes que dejaban en paños menores la inconsistencia de un conjunto cuya actitud dejó mucho que desear en el terreno de juego. Y el tanto de Josico en propia puerta es reflejo de las pulgas que sacuden a todo perro flaco, una aplicación parcial de las leyes de Murphy.
  El problema es que Las Palmas saltó al césped del estadio del Betis vencida, sin concentración ni moral para creerse que en el encuentro de esta tarde había alguna oportunidad de sumar puntos que le impulsen desde el pozo de la clasificación. El 'efecto Juan Manuel' se ha diluido en una semana y el rendimiento de los jugadores volvió a ser permisivo, frágil, ajeno a la intensidad que requiere una competición profesional. La goleada tan corta no muestra las diferencias actuales de dos conjuntos que corren a toda velocidad en dirección contraria. No se puede enjuiciar más de la UD Las Palmas en este partido porque dio lástima. Su humillación fue dolorosa y el panorama que ha dejado alimenta el desaliento. 
  Si Juan Manuel no rescata el amor propio a estos futbolistas (algo que no logró su antecesor, muy crítico en sus días finales), la temporada de la ilusión pueda acabar en un incendio. La única esperanza es que hay margen suficiente para fabricar un final tranquilo, pero no existen más plazos ni demoras.

2 comentarios:

  1. Uf que mal, esto ya no hay quien lo arregle culpaban al entrenador y no creo que sea ese el problema estamos mal en defensa, mientras no cambiemos eso no hay nada que hacer, es lamentable lo que pasa con nuestro equipo, me siento decepcionada y triste.

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  2. Hay mi UD del alma ¿quien te vió al comienzo de temporada y quien te ve ahora?

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