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jueves, 10 de marzo de 2011

ELLOS

La formación titular que Juan Manuel designó para su debut, frente al Recreativo (Mykel)
Cuando en junio de 1968 la UD Las Palmas organizó el merecido homenaje a Ernesto Aparicio, convocó para tan especial ocasión al mismísmo Liverpool, en la que iba a ser la segunda visita a Gran Canaria de los rojos británicos. En vísperas al encuentro, el equipo de Luis Molowny había acudido al partido de ida de los octavos de final de la Copa con el  Athletic de Bilbao y regresó de San Mamés con un contundente 6-0 y una sonrojante actuación. Era el conjunto del tercer puesto en la Liga y la exigencia de su entorno había alcanzado cotas máximas. Contaba el periodista Antonio Lemus que en el viaje de regreso desde la capital vasca a Madrid, en el tren, fue el capitán Juan Guedes quien pidió el diálogo con los periodistas enviados especiales para pedir una tregua, aplazar las críticas, porque "lo más importante es Aparicio y su homenaje ha de ser un éxito". Así fue. Ese 'pacto' en los raíles posibilitó una paz social en la semana, con una crítica que aplazó el análisis de la goleada y se volcó en una memorable celebración a la ejemplar trayectoria del Capi. Pero cuando el equipo reapareció para el choque de vuelta, cuatro días después, la afición cerró el paréntesis y se produjo la protesta por la abultada derrota.
Es ahora Guedes quien ha obtenido cierta paz social en los días que han merodeado el cuadragésimo aniversario de su fallecimiento, una fecha dolorosa e inolvidable en la que pasó de lo humano a lo divino. No merecía una mancha, ni siquiera el mencionar de paso el bochorno que ha hecho vivir a los seguidores una semana más la actual plantilla de la Unión Deportiva. Con la tregua acabada, subrayamos que lo de Sevilla, contra el Betis, fue otra actuación que sólo abona los temores cada vez más ciertos de un final de Liga indeseable, que de cerrarse con un nuevo fracaso hacia la Segunda B condenará a los miembros de una plantilla que defraudan en primer grado a quienes confiaron en ella. Y, por cierto: tras dos semanas, ya se ha olvidado prácticamente el nombre de Jémez porque ahora todos los focos se dirigen exclusivamente hacia los jugadores. Porque son ellos, de manera inequívoca, los únicos responsables de esta situación tan inesperada y delicada.
Son también los futbolistas los que tienen en su mano desviar la trayectoria actual. Y la afición la que puede espolearles. La mejor fórmula es hacerles ver que el ánimo no decae. Esa unión es más que nunca indisoluble,  cuando a catorce jornadas de la conclusión Las Palmas ha de afrontar ocho encuentros en casa, 24 puntos que de lograrlos solventaría su permanencia. O sea: la solución está en el Estadio de Gran Canaria. Pero ya no se admiten comportamientos mutilados, despistes colosales ni actitudes en desánimo que empañan el valor de esas camisetas. Ya no tienen el escudo del entrenador desgastado al que se le puede apalear en los escaparates mediáticos y tampoco sirven las excusas de árbitros, lesiones o contratiempos. Ellos y sólo ellos son los responsables de este entuerto que, también sólo ellos pueden resolver. Porque, amigos: el panorama se está poniendo para 'amarrarse los machos'.

2 comentarios:

  1. Hay que apoyar al equipo hasta el final, la afición siempre hemos estado ahí a las duras y a las maduras. Cuánta razón tienes en lo que escribes, no es culpa del entrenador como querían hacer ver es la dejadez y la falta de ambición de los jugadores, espero que todo cambie y no bajemos a segunda B, con el equipo siempre,ahí estaremos!!

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  2. Muchas gracias por el dossier sobre Juan Guedes, me ha parecido maravilloso y sobre todo un reencuentro con el sentimiento amarillo. Como bién dices una tregua con la realidad en que se ha convertido el fútbol actual.

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