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Parte de la expedición de la UD que realizó el viaje a Venezuela, para la gira americana. De izquierda a derecha: Foria, León, Lizani, José Luis, Gilberto I, Correa, Aparicio, Collar y Oregui (Archivo personal de Correa) |
"Una de las claves del éxito de los años sesenta fue la camaradería de los jugadores. Aunque en los viajes nadie conocía a nadie en el aeropuerto de destino", confiesa
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Cristóbal Correa, en la actualidad (MB) |
Por su carácter jovial y por la facilidad para formar sociedad con cualquier compañero, Cristóbal Correa enlazó rápido con los restantes jugadores de la UD Las Palmas de la década de los sesenta: "Éramos un grupo de amigos, muy unidos; una de las claves del éxito del equipo", comenta mientras comienza a sonreír en solitario. "Hay muchísimas anécdotas de nuestros viajes, que eran los más largos de todos los equipos. Salíamos de Las Palmas contentos, muy animados. En los aviones jugábamos a las cartas, charlábamos, había mucha alegría ... pero cuando llegábamos al aeropuerto de destino, que solía ser Barajas, nadie conocía a nadie. Parecía que todos éramos extraños y no miembros de un conjunto de fútbol. Ni nos mirábamos. Todo el mundo iba por su parte". Detrás de aquel cambio de actitud estaba, obviamente, las 'horas extras' laborales de los jugadores y de tantos otros canarios que cruzaban el mar hasta la Península con sus equipajes repletos de tabaco, aparatos de radio, relojes, ... que en Canarias tenían un valor inferior por la condición insular de puertos francos y la exclusión de impuestos. "En todos los viajes se producía un número con estas historias. Las maletas de Tonono y Guedes las denominábamos como las gemelas", recuerda. "Tenían una gran paciencia. Las cargaban hasta los topes con cajetillas de tabaco marca Chester, que era el más solicitado. Colocaban las piezas una a una de forma ordenada para que tuviera más cabida. Hasta que ocurrió el chivatazo al detectarse en Gando un exceso de peso en el equipaje, que nos costó un disgusto en Barajas", prosigue. "Los agentes de aduanas nos fueron a buscar al avión, sin dejarnos bajar a la pista, e hicieron posteriormente un amplio registro. Aún recuerdo la cara de Don Jesús García Panasco: se quedó amarillo cuando la policía de aduanas abrió las maletas gemelas. El agente encargado descubrió el tabaco de contrabando y les digo: ¡Al menos podrían poner unos calzoncillos por encima para disimular!". La expedición grancanaria estuvo retenida en Madrid y peligró incluso su traslado a Zaragoza, donde debía jugar en La Romareda hasta que por fin fue liberada por los agentes.
JUAN LUIS, ORDENADO
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Manolo Martín, de espaldas, dialoga con
Carmelo Campos en presencia de León y Correa
(Archivo personal de Cristóbal Correa) |
Estas revisiones aduaneras eran habituales pero recuerda Correa que una de las anécdotas más graciosas le ocurrió a Juan Luis y a José Manuel León: "Resulta que en muchos sitios de la Península ya nos esperaban porque sabían que en el equipaje de Las Palmas venía una buena carga. Había gente que ya tenía el contacto hecho y, al llegar al hotel, recogía la mercancía. Pero una vez en Sevilla Juan Luis no había podido colocar sus productos. Y José Manuel se prestó para localizarle un comprador", añade. "Fue a un bar cercano y convenció a unos señores que estaban allí para que vinieran al hotel a ver 'lo' de Juan Luis. Al entrar en la habitación encontraron el tabaco, las radios y los relojes todo ordenadito en la cama y, entonces, sacaron los carnets. Eran inspectores de policía. Ni contar el panorama ..."
Este dinerillo extra servía para "arreglar algunos sueldos de la plantilla. Era lógico. De todas formas hoy nos podemos reír porque pasamos unos ratos muy buenos y otros comprometidos. Cada vez que salíamos de los aeropuertos de destino respirábamos. Son anécdotas bonitas y graciosas de una etapa que también fue entrañable porque, detrás de todo aquello, había un gran ambiente de camaradería", confiesa Cristóbal Correa. "Cuando ahora nos reunimos y recordamos estas cosas nos reímos mucho. ¡Qué tiempos!".
RECUERDOS
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Los cinco jugadores que se formaron en el infantil
del Porteño y que luego (en la imagen) coincidieron en la selección
juvenil de Las Palmas. De pie: Grisaleña, Batista y Samper.
Agachados: Juan Guedes y Cristóbal Correa.
(Archivo personal de Cristóbal Correa) |
"NO FUÍ PREFERENCIA DE VILLALONGA" "Villalonga, que era el entrenador del Atlético de Madrid, era militar y tenía sus preferencias con los jugadores militares del Atlético. Y yo no entraba en ellas. Incluso cuando oficialmente los entrenadores eran Miguel González El Palmero y Mariano Moreno, el que mandaba desde atrás era Villalonga"."ME VINIERON A BUSCAR A LA PLAYA" "Estaba en la playa cuando me vinieron a buscar para jugar con los juveniles de Las Palmas. Estaba de vacaciones y fuera de forma, pero había un encuentro contra el Tarrasa de Tenerife para el campeonato regional. Le dimos la vuelta al marcador en el segundo tiempo y mi actuación fue muy buena. Al día siguiente me vinieron a buscar para la Unión Deportiva el mismísimo presidente Juan Trujillo y García Panasco. Las cosas sucedieron así de rápido".
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