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lunes, 7 de octubre de 2013

MÁLAGA CONNECTION


Habló Sergio Lobera en vísperas al encuentro del sábado frente al Córdoba que localizaba varias razones para entender por qué Las Palmas mantenía una regularidad en los dos primeros de competición oficial. Entre ellas, el hecho de que algunos de los jugadores "están aún en pretemporada", dijo en dirección a los últimos fichajes. Ellos, Aranda y Apoño, son sin embargo los que le han pintado la cara a la UD Las Palmas en el mes de septiembre, desde el arribo al proyecto junto al iraní Masoud.

El trío debutó en Copa el 11 de septiembre frente al Sabadell (1-3) y con la sociedad malagueña Apoño-Aranda en el campo todavía la UD Las Palmas no conoce otro signo que la victoria. Porque también fueron partícipes conjuntamente del 1-0 al Jaén y del 2-0 al Córdoba. Además, Apoño también fue pieza angular en el 0-2 en Girona. En su caso, cuatro encuentros, cuatro victorias. Masoud, en cambio, ha participado todos los minutos desde su llegada a la isla por lo que también vivió en sus carnes la debacle de Lugo (3-0).

La conexión malagueña en el equipo grancanario ha dado sus frutos en grado máximo. Se ha analizado en abundancia la personalidad de Apoño, sus dotes de mando en el campo, la personalidad que imprime al resto del equipo. Con Aranda en el terreno de juego, Las Palmas también modifica su estilo. El ariete andaluz altera los conceptos generales del equipo en relación a la pasada temporada cuando Thievy, el delantero más avanzado, entendía el fútbol en vertical. Aranda lo hace muchas veces jugando de espaldas a los defensas, porque tiene la virtud de proteger el cuero con su cuerpo y distribuirlo. El fútbol amarillo con él exige más combinación, menos rapidez en cambio para pisar el área.

Sin embargo, el 1-0 al Córdoba es una obra de relojería en la que intervino en combinación con Masoud. Bastaron tres contactos con el balón para desarmar al mejor equipo defensivo de la categoría hasta entonces. El esférico viajó treinta metros desde las botas del iraní, buscando al espacio libre. Aranda se mezcló entre los centrales Bernardo y Fran para crearle un instante de confusión. Contactó con la derecha primero y remató con la zurda.

La máxima se cumple porque la reacción, de momento, lleva la firma de Málaga Connection ... y de Masoud.

martes, 1 de octubre de 2013

UN CATÁLOGO DE HORRORES


Dos jornadas después de victorias consecutivas que iluminaron el camino y la UD rescata en Lugo el catálogo de horrores, aquel que hizo titubear sobre la trayectoria del actual proyecto. El equipo amarillo sufrió un naufragio en todos los aspectos del juego y resucitó peligrosos defectos, que le hicieron conocer la más dura derrota de la campaña:

Fragilidad defensiva. La descoordinación en la retaguardia fue nota común desde el inicio del partido. Pablo Sánchez penetró en el área a los cinco minutos y pudo ser objeto de penalti en la primera llegada del Lugo. Lejos de cerrar huecos, Las Palmas se desarboló ante el juego combinativo de los gallegos, con el mismo Sánchez en la jefatura de sus operaciones. Con robo y triangulaciones llegaron los dos primeros tantos, que sentenciaron con prontitud el partido. El tercero, para completar la gama de desaciertos, en una jugada de corner con doble remate del mismo protagonista.

Fracasa otra vez el doble pivote. Nombrar a Apoño en el pospartido es la peor señal. La ausencia del malagueño, que se había hecho un hueco en el once casi en solitario para abastecer el centro del campo, fue evidente. El doble pivote utilizado en otras jornadas volvió a fracasar. Lobera lo rompió en apenas media hora de imprecisiones, desbordados por la claridad de ideas del conjunto local. El sacrificado fue Javi Castellano.

Individualidades irreconocibles. Los jugadores importantes del equipo no ofrecieron lo mejor de sí en el encuentro. Valerón se perdió entre la multitud, sus pases no resultaron determinantes. Masoud coordinó alguna acción en los instantes finales pero sin continuidad. Mayor se perdió en la espesura defensiva del Lugo, mientras Asdrúbal se desgastó en una batalla perdida ante rivales siempre bien escalonados. Lo mejor de la UD llegó en los avances y centros de Xabi Castillo, pero sin remates. Los miembros del equipo, en general, no eran reconocible a título individual.

Frágil presión. Lobera manejó en sus declaraciones una de las claves. Dijo que no quería hablar exclusivamente de actitud como una de las causas de la derrota. No la justificó pero sí la enumeró entre los defectos apreciados en el partido. Sus jugadores parecieron no estar convencidos en la manera de atacar las iniciativas lucenses. La presión de los amarillos fue inconstante y débil. No tuvo capacidad de empezar sus jugadas a raíz de un robo, una de las llaves del éxito en la pasada temporada.

¿Qué hacer con el balón?. Es un argumento que se reitera. Cuando Las Palmas construía, el Lugo no tenía dificultad en edificar sus defensas sin sentir peligro. El balón en la posesión grancanaria transitaba con lentitud y sin profundidad. La acción que rompió la norma acabó en gol con pase profundo a Delev. El búlgaro arrancó en situación reglamentaria pero el gol fue anulado. Hasta en ese detalle la tarde estaba cargada de negatividad.