Va por delante que estamos convencidos de que los buenos equipos de fútbol no guardan relación directa con la distancia de sus graderíos. Si fuera así, si fuese garantía de éxito, la UD Las Palmas jamás habría descendido a la Segunda División B en 1992 con un estadio tan ideal como el Insular. Pero no es menos cierto que el Estadio de Gran Canaria no ha logrado ser la fortaleza de la que siempre presumió el conjunto grancanario a través de la historia. En una ocasión, en el transcurso de una entrevista en las instalaciones de Lezama, el mítico José Ángel Iríbar nos confesó que los leones del Athletic tenían una especial sensación de debilidad cuando visitaban dos estadios de la Primera División: Atocha y el Insular, de la Real Sociedad y la UD Las Palmas respectivamente. Aquellas expresiones de antaño se han perdido.
Los datos que aportamos en esta información se refieren exclusivamente a las seis temporadas en que la UD Las Palmas ha ejercido como anfitrión de Segunda División A en el nuevo recinto de la capital, desde que hizo la mudanza en la temporada 2003-04 precisamente con Juan Manuel Rodríguez en su banquillo. No podemos incluir en este análisis las campañas de Segunda División B porque la calidad de los equipos de ese peldaño es sensiblemente inferior y, en consecuencia, las condiciones de medición de estos registros globales pueden alterar la realidad inmediata que es motivo de queja por parte del consejo de administración actual.
En estos seis ejercicios, incluyendo los catorce partidos de Liga ya celebrados en el vigente campeonato, la UD disputó un total de 119 encuentros de Liga en los que no logró la victoria en 76 ocasiones. Sumó 175 puntos con 43 victorias y 46 empates, mientras que 30 equipos lograron vencer a domicilio al conjunto grancanario. Con estos datos, Las Palmas sólo habría obtenido el 36,13 por ciento de victorias en su residencia actual con una fuga importante de dividendos.
Cabe destacar que el comportamiento del equipo en esta campaña refleja un dato alentador: sólo dos derrotas en casa (Xerez y Córdoba) y es previsiblemente en propio feudo donde va a encontrar las soluciones deportivas para su permanencia. De ahí el llamamiento a acudir a las gradas del estadio ante los inmediatos encuentros frente a Ponferradina y Elche.
El calor de las gradas siempre será necesario. Los últimos registros de la UD reflejan un sentimiento de frustración general cuando tanto hay en juego. El nuevo PROYECTO ESTÁ EN MARCHA porque el club aspira a volver por la puerta grande a la Primera División, imitando lo que tantos otros equipos han realizado con estadios que antes tenían pistas de atletismo. Y es que no puede haber tanta gente equivocada a la vez ...
El calor de las gradas siempre será necesario. Los últimos registros de la UD reflejan un sentimiento de frustración general cuando tanto hay en juego. El nuevo PROYECTO ESTÁ EN MARCHA porque el club aspira a volver por la puerta grande a la Primera División, imitando lo que tantos otros equipos han realizado con estadios que antes tenían pistas de atletismo. Y es que no puede haber tanta gente equivocada a la vez ...
Es muy cierto que el estadio no hace jugadores ni gana los partidos,yo particularmente echo de menos la cercanía de los jugadores,cuando marcaban un gol y se acercaban a la valla y podiamos ver sus caras de alegría dedicandonos el gol con sus caras risueñas,hay muchas cosas que se echan de menos,de todas maneras estamos y estaremos con el equipo por siempre,Ana Perez.
ResponderEliminarValla Fortín... y no será por la falta de animo de los aficionados.
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