La alegría de Javi Guerrero tras el 1-0, marcador por él a pase de Guayre. (Foto: Mykel) |
El empate ante el Huesca desvirtúa los puntos de Tenerife y Tarragona, aunque sin ellos los amarillos vivirían ya en puestos de descenso
El sufrimiento en el entorno de la UD Las Palmas tiene sesión continua. No encuentra manera de despegar y alejarse del calor que desprende la parte trasera de la clasificación. Los problemas en el equipo de Jémez van por barrios: mejora en el parcela defensiva, donde exhibía gravísimas carencias, pero ahora el fútbol que deleitó en el primer tramo del campeonato ha sido misteriosamente abducido, agravando un contexto en el que no se aclara el panorama.
El sufrimiento en el entorno de la UD Las Palmas tiene sesión continua. No encuentra manera de despegar y alejarse del calor que desprende la parte trasera de la clasificación. Los problemas en el equipo de Jémez van por barrios: mejora en el parcela defensiva, donde exhibía gravísimas carencias, pero ahora el fútbol que deleitó en el primer tramo del campeonato ha sido misteriosamente abducido, agravando un contexto en el que no se aclara el panorama.
Las Palmas fue de nuevo un conjunto carente de imaginación e impulsado por las prisas, y eso se aprecia en las botas de los futbolistas. La alianza del mal camina en dirección hacia el conjunto grancanario cuyas piezas viven en un atasco: David González, que estaba llamado a liderar la reacción, está enredado en sí mismo; las bandas carecen de profundidad por ausencia de servicios desde la zona de arquitectura y el juego directo llega como tardío recurso y sin convicción en su puesta en escena. Casi nada funcionó ante el Huesca cuyo empate desvirtúa de alguna forma los puntos de Tenerife y Tarragona. Aunque, sin ellos, la UD viviría hoy en puesto de descenso.
Las Palmas quiso ganar el partido a un ordenado Huesca con un fútbol tacañón. No ofreció acciones imaginativas y meritorias que hicieran concebir la esperanza de retornar a la senda del triunfo nueve encuentros después de la última victoria. A los aragoneses les bastaba la presión (especialmente en la figura de David González) para quebrar el primer movimiento ofensivo de su rival y adueñarse de la escena del encuentro. Y cuando parecía que estaba más cerca el gol visitante, se produjo la primera combinación a ras de suelo de los amarillos donde Guayre metió un balón en el corazón del agua que aprovechó Javi Guerrero para marcar.
El disparo de Guerrero para el gol de la UD. (Foto: Mykel) |
El Huesca, en cambio, jugó sus bazas bien y metió una velocidad más hasta que Tariq, libre de marcaje, cabeceó a las redes canarias el 1-1 definitivo. Había tiempo, había efectivos, había ganas para la remontada canaria ... pero no quedaba imaginación.
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