Viera, en el suelo y dolorido, tras el impacto que le produjo una luxación de hombre frente al Villarreal B. El joven canterano de la UD rehusó al cambio y actuó hasta el final. (Foto: Mykel) |
El fútbol mundial está plagado de heroicas actuaciones individuales de jugadores que, heridos en el campo, superaron el umbral del dolor para ayudar a sus escudos correspondientes, con gestos loables que pasan a enriquecer la propia leyenda de los clubes. Hay muchos ejemplos válidos pero uno de los episodios que nos cautivaron desde el primer día que lo conocimos se produjo en los albores del fútbol amateur de Argentina. Era Jacobo Urso la joven estrella de San Lorenzo de Almagro, el club fundado por el sacerdote Lorenzo Massa y un grupo de chavales que jugaban en las calles bonaerenses a principios del pasado siglo. Urso fue el primer internacional del conjunto azulgrana y uno de los referentes de la familia de emigrantes satauteños Suárez Pérez (la del mundialista argentino Pedro 'Arico' Suárez), admiradora entonces de San Lorenzo hasta el punto de tener vínculos con el club vecino de Boedo. La trágica historia de Urso se desarrolló en un partido contra Estudiantes. Fue a rematar un balón durante el encuentro en una acción en la que acabó placado por dos defensas rivales (Comolli y Van Rammenade). La estrella del Ciclón de Boedo cayó al suelo y fue atendido por los asistentes de su equipo. Instantes después escupía sangre y rechazaba la invitación de su técnico a abandonar el partido. Tenía dos costillas rotas y prefirió mantenerse en el campo para no dejar a su equipo en inferioridad, pues no existían entonces los cambios. La jugada del gol de la victoria partió de sus botas. Terminó el partido con un pañuelo ensangrentado en la boca, que mordía para soportar el dolor. Pero la suerte de Urso estaba dictada. Seis días después fallecía en un hospital de la Capital Federal a consecuencia de aquellas heridas agravadas por su tozudez. Tenía 23 años de edad recién cumplidos.
Jacobo Urso (1899-1922) |
Urso es aún hoy uno de los iconos de San Lorenzo de Almagro. En las letras de la hinchada azulgrana se conserva el mensaje dejado por aquel ejemplar futbolista: "te quiero así; poniendo huevo nuestros jugadores; dejando todo por esos colores; que le llevan el corazón...". No hay conexión entre el riesgo que asumió Urso y el que vimos el pasado sábado en el Estadio de Gran Canaria cuando, tras un impacto espectacular con el portero Segovia, Jonathan Viera se desplomó a consecuencia de un golpe que le condicionó para el resto del encuentro ya que sufrió una luxación de hombro. Por fortuna, el diagnóstico inmediato actual no es el de 1922, fecha del 'suceso Urso', y las precauciones médicas son absolutas. Pero el joven Viera no rechazó la batalla ni el dolor. Asumió con entereza su compromiso personal con la UD Las Palmas y afrontó el resto del partido sin quejarse yendo al choque. Lo fácil, tal como pintaba el panorama entonces, era abandonar la escena pero él no lo hizo y acabó la contienda en el suelo, tras noventa minutos intensos. Entonces su rostro ya no podía disimular el intenso dolor que padecía.
Jonathan Viera pelea con la defensa del Villarreal, en una jugada posterior a su lesión (Foto: Mykel) |
Este tipo de comportamientos son más valiosos incluso que los propios resultados. Comprobar cómo la esperanza del actual proyecto se entregó a la causa en un día tan complicado para su propio entrenador invita a pensar que el vestuario carece esta vez de desertores y que, transcurridos estos meses de competición, al joven Viera le apetece la pelea por la camiseta amarilla y ausentarse de los 'pájaros volando' que durante semanas ocupaban su nombre en titulares de prensa y opciones hipotéticas de futuro. Porque, seamos francos: como indican los propios aficionados de San Lorenzo en sus cánticos, a este problema clasificatorio de la UD le hacen falta más huevos que caviar ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario