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martes, 28 de diciembre de 2010

HERNÁNDEZ: "CUANDO TENÍA QUE MARCAR A UNA ESTRELLA DE LA LIGA ME CRECÍA"

Guillermo Hernández señala la formación de la final de la Copa del Rey de 1978, frente al FC Barcelona, imagen que ilustra las paredes del Bar Tatono (foto: MB) 

El capitán amarillo en la final de Copa de 1978 considera que "los futbolistas de hoy no saborean como nosotros el significado de estos colores" (PRIMERA PARTE)


Germán Dévora dijo una vez que el jugador más rentable en la historia de la UD Las Palmas había sido el lateral Guillermo Hernández. “Nunca falla, no tuvo altibajos y su rendimiento siempre fue regular. Eso, en el fútbol, es algo que sólo está al alcance de unos pocos”. Una definición de ese tipo sirve como epígrafe a la hoja de servicios de uno de los históricos capitanes del club grancanario. Hernández (10 de diciembre de 1945, Las Palmas de Gran Canaria), defensa diestro que jugaba en la banda izquierda, asume con orgullo ese piropo de uno de sus referentes profesionales: “Para mí, el propio Germán, Tonono y Guedes fueron las grandes estrellas que tuvo la UD Las Palmas en su historia. Nosotros éramos los peones de un equipo donde ellos lucían por su gran calidad deportiva. Pero el resto también destacaba porque eran excelentes futbolistas. Fue aquella una unión perfecta que hizo disfrutar de buen fútbol a muchos canarios durante casi veinte años. Creo que el equipo integrado por jugadores de nuestra cantera (generación de los diablillos) fue el mejor de todos los que he conocido. La etapa de Germán y Guedes fue la más vistosa. La que lideró Brindisi, años después, fue también muy importante y destacó por su efectividad”.

ISLETERO Y ARTESANISTA
   El Artesano fue el club de procedencia del isletero Hernández que aún hoy recuerda que en la primera ocasión que actuó en el Estadio Insular, para un amistoso entre semana, le temblaban las piernas y apenas podía caminar. “Estaba realmente emocionado porque llegar hasta este estadio no era nada fácil entonces y mucho menos vestir la camiseta amarilla. Los futbolistas de hoy no saborean como nosotros el significado de estos colores. Son dos mundos distintos”. Se considera un jugador de club al que no hacía falta hablarle porque “salir al terreno de juego y encontrar a veinte mil personas esperando a nuestro equipo te daba tanta fuerza que no necesitábamos que el entrenador dijera nada. Yo fui un futbolista defensivo y he de reconocer que en el campo tenía cierta picardía que aprendí con los buenos consejos de los veteranos. Cuando tenía que marcar a una de las estrellas de la Liga, me crecía”, puntualiza. “Se me daba bien Juanito Gómez o, incluso, Roberto Martínez que era muy alto. Tenía bien estudiado a Rexach, a Ufarte, … Tuve duelos muy reñidos con el bilbaíno Dani, que era muy hábil y listo en el campo. Fui un jugador duro, pero limpio porque siempre tenía la mirada fija en el balón. Nunca resulté expulsado a pesar de mi condición de zaguero. Quien me dio muchos problemas fue Sancayetano, del Hércules, un delantero que me cogió la medida”. Señala como su ubicación natural el centro de la defensa pero, pasados los años, "fui desplazado hasta el lateral porque medía 1.70. Sin embargo, uno de mis fuertes era el juego aéreo. Saltaba mucho y aprovechaba mis habilidades en el área para que mi delantero no rematara. Y si lo hacía, nunca tenía un remate cómodo".

LOS TRES PILARES DE UN ZAGUERO
   Aprendió Hernández que se necesitan tres virtudes para ser un buen zaguero: “colocación, visión y velocidad de reacción en espacios cortos. En el campo de juego hay que saber estar y leer el partido para anticiparse a los puntas. En ese sentido, Tonono fue un maestro. Jugué algunos encuentros como defensa central, con él. Yo tenía la misión de aproximarme al rival y él la de salir al cruce, escoltándome. Eso hoy apenas se ve en el fútbol actual pero es una forma de defender muy efectiva”.
     Hernández no comprende cómo de manera tradicional existe una carencia de jugadores defensivos zurdos en el fútbol canario, que ya en su tiempo obligó a los técnicos a recurrir de futbolistas diestros: “es cierto que hay un vacío en esta demarcación. Después de mi etapa, quizá Javier Campos fue el jugador que estuvo en el puesto con mayor presencia. Pero incluso hoy es una plaza que no tiene dueño fijo en las últimas temporadas”.


LA EMOCIÓN DE UN GOL EN EL INSULAR
   Los técnicos de la época consideraron que el lateral de Hernández debía recorrer menos metros de ataque que el de Martín Marrero: "mi comportamiento en el campo era un setenta por ciento defensivo. Sabía cuál era mi misión pero también resulta curioso que marqué algunos goles importantes para el equipo. El más bonito fue contra el Betis, con Pesudo en la portería. Fue una falta al borde del área, Germán comprobó que no estaba marcado y me pasó el balón. Lo controlé con el pecho y, sobre la marcha, enganché un gran disparo. No puedo describir el momento. Me volví loco porque había que escuchar en el campo cómo se celebraba un gol en el Estadio Insular. Ese momento no tiene precio".


RECUERDOS
EL PELO DE STARSKY. "Don Jesús García Panasco fue un personaje clave en la historia del club. Estaba en todo, controlaba todo y sabía qué es lo que se debía hacer en cada momento. Durante una época se puso de moda el pelo grande, como la serie Starsky y Hutch. Él me miraba fijamente hasta que un día me dice: Hernández, ¿está usted seguro que ese pelo le sienta bien?".
LA 'INVITACIÓN' DE ZAMORA. "Yo no acostumbraba a vengarme en el campo porque era frío, me fijaba bien en lo que hacía. En un partido contra la Real Sociedad, Zamora me dio una patada con mala intención. Y esperé mi momento. Fue en una barrera y, cuando el árbitro no miraba, le di un cabezazo. Él se levantó y me amenazó: "¡ya verás cuando juguemos en San Sebastián!", me dijo. Y yo le respondí: "Pues allí te llevarás el doble".
CON JUANI ME ENTENDÍA CON LA MIRADA. "El mejor compañero de banda izquierda era Juani. Lo teníamos hablado, si él se acercaba, le enviaba un pase profundo y si él amagaba una carrera se lo entregaba en corto. Formamos un buen tándem y el equipo tuvo mucha vida. Juani era un jugador que me encantaba porque tenía sangre".
EL GUSTAZO DE GANARLE AL TORINO. "Soy de los que opinan que el triunfo sobre el Torino fue el partido más completo en la historia de nuestro equipo. Fue intenso de principio a fin, nos salió todo. Sin embargo, en el choque de ida lo pasamos muy mal porque nos dominaron y apenas podíamos pasar del centro del campo. Esa es la victoria que me dejó mejor sabor de boca. También otras sobre el FC Barcelona".

Hernández saluda a Johan Cruyff en los prolegómenos de la final de Copa del Rey de 1978. Franco Martínez, el polémico árbitro, observa el intercambio de banderines (Foto: archivo de José Hernández)



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