EL CALVARIO DE AMARAL Y EL DÍA MÁS LARGO DE CONCEPCIÓN

Tan dolorosa como la propia imagen de impotencia exhibida por el CD Tenerife frente al Villarreal B (nueve derrotas como equipo local constituyen una auténtica losa de cemento) resulta la confirmación en público del desánimo que exhibió David Amaral tras el partido de este sábado. Ratificó aquellas primeras frases suyas después del frustrante debut frente al Huesca, cuando ya dudaba de la salvación del conjunto blanquiazul. Dijo esta vez lo siguiente: "Si hubiésemos jugado hasta las doce de la noche no le habríamos hecho un gol al Villarreal", "tenemos que pasar de la mejor manera de aquí hasta el final del campeonato", "no somos un equipo, nos falta competividad", "aquí (en el Heliodoro) estamos atemorizados, agarrotados y sin confianza", "el Tenerife no ha sido competitivo durante toda la temporada y esto es lo que hay", "nadie está a gusto: jugadores, entrenador, aficionados, consejeros" (...) Y así una y otra vez añadiendo la palabra "calvario" en varias ocasiones durante sus apagado discurso.

David Amaral

La rivalidad entre clubes y aficiones es sana y hace próspero el propio valor de una competición, pero ver al CD Tenerife en estas condiciones y a su presunto 'entrenador revulsivo' con un espíritu tan depresivo produce lástima. Los datos en los que se mira Amaral son elocuentes: el equipo blanquiazul ha logrado un punto de los últimos 27 posibles, ocho derrotas y un empate, mientras que con el entrenador de Arico añade tres pérdidas consecutivas. Y todo ello ofreciendo un aspecto de desastre global que no se recordaba en el fútbol canario desde hacía mucho tiempo. De esta forma va a sobrar bastante calendario, quizá un mes de competición. Ese lema de "Tenerife a por todas" queda como una frase vacía de marketing que alguien pretendió implantar en un vestuario que no cree en ella.

¿Qué papel es el que asume, en consecuencia, Amaral?. No podríamos señalarle como el causante de esta hecatombe deportiva que se avecina, pero el destino -salvo que ocurra algún acontecimiento de aquí hasta la jornada 42- le guardará un sitio en la historia de una temporada tan nefasta. Si todo sigue como está saldrá en la foto del derbi más descafeinado del nuestro fútbol. Y el tinerfeñismo le podría recordar como el entrenador que aceptó un reto en el que parece haber arrojado la toalla desde el primer asalto.  Si quedan 21 puntos en juego y el estratega del club no ofrece una lectura optimista: ¿qué queda?.

Miguel Concepción

El silencio presidencial se abre paso después de sacar pecho para celebrar su primer lustro en el cargo, en un momento en que el Tenerife parecía reaccionar con Antonio Tapia. Silencio que Miguel Concepción debió aplicar desde el primer día de esta temporada porque le tocará en la cuadragésimo segunda jornada de la Liga asumir uno de los días más duros del deporte de Canarias: dar la cara en el Estadio de Gran Canaria, donde le van a pasar factura. Y ojalá la historia no  le otorgue un papel cruel a la UD Las Palmas porque, aunque aún los amarillos tienen que cerrar las matemáticas con la salvación, no es lo mismo despedir a un club amigo que empujarle al abismo. Lo primero es triste; lo segundo, innecesario. La historia de ambas entidades y aficiones no merece dejar una herida abierta de tamaña magnitud. ¿Quién sabe lo que deparará el futuro ...?