DEL MADRID DE MOLOWNY Y MUÑOZ AL DE MOURINHO

Ya sabíamos que el Mourinho que había regresado a la Liga española no era el dócil colaborador del FC Barcelona que pasaba de puntillas en su anterior etapa cuando no le tocaba ser protagonista, pues su papel principal era traducir al señor Robson. De haber sido así: ¿qué habría manifestado sobre la gravísima acción protagonizada por Ferrer lesionando con una multifractura a un joven Miguel Ángel Valerón?. Ocurrió en el Estadio Insular, a pocos metros de distancia de donde él estaba; lo vio todo pero ... ¡qué suerte para el fútbol azulgrana contener su incontinencia!. Entonces los micrófonos no le observaban.

Luis Molowny y Santiago Bernabéu.

Pero en sólo unos meses de estancia sus palabras han ocasionado varios seísmos en distintas salas de prensas de todo el país. Sus reproches siempre van en la misma dirección, con una ceguera interesada, con ataques a colegas técnicos, árbitros, jugadores y periodistas; y si hace falta a las aficiones. Lo ocurrido en la noche del miércoles en la semifinal de la Champions, rogando a Guardiola que sintiera vergüenza por sus conquistas europeas, ensucia una derrota que no ilustra el saber estar de un club históricamente señorial pero también abundantemente beneficiado por las 'aleatorias' decisiones de los colegiados. ¡Qué se le pregunten a los equipos modestos, como el amarillo de Gran Canaria!.

Lo grave de Mourinho no es su actitud de constante reto al entorno y al contorno, tan beneficiosa para los titulares de prensa no obstante. El problema es que quien le ha aplaudido en público es Florentino Pérez (no así el presidente de honor, Alfredo Di Stéfano). Le eleva a categoría de héroe y respalda a un personaje que, con sus palabras, traza líneas imaginarias divisorias con muchos hinchas que siempre entendieron que el Real Madrid y el propio FC Barcelona pertenecen a la aristocracia de un deporte donde se mide cada gesto y cada verbo. Desde lo que es hoy la actualidad, no observamos ni siquiera en la línea del horizonte dónde se situaría el club blanco de los grandes momentos de su historia. Nos referimos al estilo elegante impuesto por Santiago Bernabéu y escenificado en dos de los técnicos que también lo importaron a la UD Las Palmas: Luis Molowny y Miguel Muñoz. E incluso completaban la escena con el estilo inconfundible de Pedro Ferrándiz y Lolo Sáinz en la exitosa sección de baloncesto. Y heredado hoy por Vicente Del Bosque, que ha realizado un máster de amabilidad internacional sumido en la burbuja del éxito. Aquel Madrid que ganaba todo lo hacía, además, con una reverencia.

Ciertas actitudes barriobajeras no corresponden a entidades emblemáticas de nuestra sociedad pero ya hemos comprobado que en tiempos de crisis (sólo por ello se desarrollan, aunque también morirán) son capaces de adueñarse de símbolos sociales y creer que son las que pueden marcar el futuro. Y no es así: tiempo. Ahí se podría encontrar una de las respuestas del por qué el perfil elegido del técnico que ha de combatir el extraordinario ciclo azulgrana de Guardiola.
A Mourinho se le conoce peor en las victorias; Molowny o  Muñoz, en cambio, son iconos de una época por saber ganar y también perder. Este último fue técnico de la UD Las Palmas en la final de Copa de 1978, frente al Barça, y podría haber realizado una tesis sobre las primeras decisiones en el encuentro del colegiado Franco Martínez ... Y, sin embargo, aquel día se acordó que Las Palmas había hecho historia y saboreó cada uno de los pasos para llegar a la gran final. A Mourinho alguien debería hacerle tararear en los viajes el estribillo del himno blanco, aquello del "noble y bélico adalid, caballero del honor". A ver si algo queda ...

PD: Que recordemos, Juan Manuel Rodríguez es el único entrenador del fútbol español que ha elogiado a su colega del Real Madrid ...