Felina parada de Barbosa, en la primera parte, a disparo de Alex López (Foto: Mykel) |
Los amarillos sufren para contener el dominio celeste en un partido desbocado desde el golazo de Jorge, pero añaden un empate que le aproxima a la orilla de la salvación
La UD Las Palmas sacó un punto que tiene hoy mucho brillo propio en un encuentro desbocado. Le sirve para mantener dos partidos de ventaja (seis puntos) sobre la zona de descenso y seguir oteando con tranquilidad las curvas finales del maratón. El empate se produce además ante un gran Celta, sin duda uno de los mejores conjuntos que ha pasado esta temporada por el Estadio de Gran Canaria. El cuadro vigués metió fusta al encuentro, dominó durante muchísimos minutos el juego, creó superioridad numérica en todas las parcelas del campo salvo en la línea del frontal del área canaria, se adueñó del balón y generó ocasiones suficientes como para haber conquistado la victoria. Sin embargo tropezó con un rival combativo y varias estiradas de Barbosa que hizo una vez más certera la teoría de que "un buen portero es el que hace sumar puntos en la clasificación".
La tarde se descarriló muy pronto. A los seis minutos Jorge firmó un golazo desde 30 metros. Lo necesitaba, lo merecía. Aprovechó el error de Bustos para romper la tranquilidad y desatar las hostilidades. La ventaja canaria era, en realidad, ficticia pero el Celta comprendió que el partido no tenía un argumento conservador y asumió el reparto de papeles para la nueva escena: el equipo gallego asumió la obligación; el conjunto grancanario se disfrazó de penitente sufridor para intentar jugar con acciones de guerrilla. En otras ocasiones esta táctica pudo dar resultado, pero esta vez el riesgo era elevado por las cualidades del oponente. Sin embargo los planes de Juan Manuel se vinieron abajo con la lesión de Pollo. Perdió parte de la muralla que había construido en torno a la retaguardia local y su ausencia la aprovechó el Celta para hacer que Las Palmas diera muchos pasos en dirección a Barbosa. David González le proporcionó a Las Palmas más presencia con el balón, pero también habilitaba huecos al avance celeste.
David García estuvo atento a la velocidad del ex amarillo David Rodríguez, ariete celeste (Mykel) |
Las ocasiones fueron llegando hasta que al borde del descanso, casi en la última jugada, De Lucas metió veneno en una falta diabólica que estableció la igualada. El técnico grancanario no se conformó. Todas sus decisiones posteriores tuvieron un cariz ofensivo. La entrada de Quiroga y Jonathan Viera brindaron un espejismo en el desarrollo del partido porque durante algunos minutos el Celta cedió el mando cuando Las Palmas se acordó entonces del juego combinativo. Incluso el equipo canario pisó el área con decisión pero sin precisión. Varios remates de Viera y Guerrero no encontraron la diana. La necesidad también acuciaba al Celta que, con Trashorras ya en el campo, tampoco fue capaz de traducir en ventaja su dominio. Al fin y al cabo esta tarde el ascenso directo se y ha escapado un poco más, pero no la prometedora fase de eliminatorias en la que se reparte el tercer billete a Primera.
Sergio, en tareas defensivas. (Mykel) |
Las Palmas ha salido airosa como local ante los tres principales equipos del campeonato que, curiosamente, no han logrado ganar en el Estadio de Gran Canaria. La perspectiva del final de temporada es la que otorgará el definitivo valor a un empate que ofrece energías para seguir braceando en busca de la orilla.
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