VIERA, DE LA GLORIA AL PURGATORIO

Jonathan Viera escapa del blanquiverde Camille, durante el encuentro del sábado. El jugador canterano recibió la primera pitada de la afición grancanaria (foto. MYKEL)

Todo sucede muy deprisa en la Unión Deportiva Las Palmas, sin apenas tiempo a metabolizar los acontecimientos ni a comprenderlos en toda su amplitud. El proyecto actual ha viajado en el verano desde la incredulidad tras su confección, con destino a la euforia después de las primeras jornadas, saltando luego incluso a los 'olés' de los aficionados cuando nada había conquistado, la resignación de los primeros contratiempos y por fin las pitadas con pañuelos el pasado sábado. El vehículo más rápido es la imaginación y ésta está traicionando una y otra vez el sentir general que merodea a un conjunto joven, con virtudes a puñados pero también defectos desbordantes. El punto de equilibrio no se encuentra porque no ha habido prudencia ni se ha generado un ambiente global de aprendizaje en una categoría  tan dura como es el segundo escalón profesional. Por eso Jémez pasa de una ovación general y comparaciones (?) con el estilo de su amigo Guardiola, de hacerse una cruzada para su renovación a llevarle al disparadero con el cese como inminente horizonte o en boca en todos los mentideros. 

Nada tiene sentido. La exageración optimista y el trauma apocalíptico deben sentarse frente a un espejo con el expediente del ejercicio en la mano y razonar hacia dónde puede dirigirse una temporada, que ahora parece camino de un desquiciamiento. Pero hay gestos tan preocupantes como el propio comportamiento decadente del equipo: el ánimo de los aficionados es imprevisible, con una caída en la impotencia y reacciones que no hacen justicia a la labor de algunos profesionales del equipo. Lo padeció hace tres jornadas el meta Pindado y ahora le toca el turno a David González y Jonathan Viera, especialmente en este último caso pues el joven talento oyó las primeras protestas populares sobre su juego. En esa rapidez secuencial de los sucesos se pasa de la admiración y la consideración máxima a los futbolistas, al destierro y el abucheo de los mismos personajes. La primera discusión sobre el 'estilo Viera' llega en su decimosexto encuentro oficial de Liga en Segunda División. "En la Unión Deportiva nunca hay término medio", recuerda Manolo López. Pero si algo hay que valorar a González y Viera en este caos de resultados y juego es que ante el Córdoba fueron los que reclamaron el balón a su sombra, para intentar ese algo que no consigue el resto del equipo. La valentía de ambos ni siquiera fue premiada: al contrario, debieron soportar la presión añadida de una grada insatisfecha y desorientada que no sabe a quién castigar.
El derbi del Heliodoro vuelve a ser, tras los últimos resultados, algo más que un partido de rivalidad. En esa velocidad punta de los acontecimientos se ha convertido en un laboratorio para la toma de decisiones o para la constatación de la realidad de ambos equipos. Allí, el nuevo proyecto amarillo asistirá a la prueba de medirse al adversario que con mayor intensidad le pondrá a prueba y también será el escenario en el que por primera vez acudirán futbolistas, como es el caso de Jonathan Viera, que desconocen lo que es actuar ante una audiencia superior a 20.000 personas, en su mayoría hostil a los intereses amarillos. La batalla de Santa Cruz no dejará a nadie indiferente porque se sabrá un poco más de qué madera está confeccionada esta plantilla ... y su entorno.




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