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miércoles, 26 de junio de 2013

LA PESADA CARGA DE UN 10 A LA ESPALDA


No haría falta explicar en profundidad qué calado tiene en la distribución de los dorsales de las plantillas el número diez de los equipos. Y quizá menos hacerlo en UD Las Palmas donde un diez por excelencia, Germán Dévora, queda registrado casi de manera eterna en la memoria histórica del club. Su fotografía sale al cerrar los ojos y pensar en la decena.

El diez de 2013-14 en el equipo amarillo vuelve a estar vacante. Lo deja David González tras dos años de disfrute de ese dorsal cuyos últimos portadores acabaron incluidos en la lista de bajas del mes de junio, en todos los casos sin ellos pretenderlo. No ocurrió por obra de un traspaso o por la petición del futbolista a cambiar de aires. Sucedió por decisión técnica, siguiendo una línea que casi se puede interpretar como tradición.

Desde que en 1996 la UD Las Palmas regresara a la Liga Profesional con la nueva distribución de dorsales en los clubes hasta el 25, el diez amarillo cerró ciclo sin haberlo pretendido. Primero fue Juan Carlos Socorro, que lo disfrutó de 1996 a 2000 y más tarde en 2001-02 tras su cesión al Elche y hasta su finalización como jugador del club. Le siguió el islandés Toddi Gudjonson (2000-01), más tarde Tomás Hervás (2002 a 2004), en el regreso al fútbol profesional Darino (de 2006 a 2010), luego Jorge (2010 a 2011) y finalmente David González (de 2011 a 2013).

Es un número que abre siempre debates, que evoca a grandes figuras del fútbol mundial, que sugiere muchísimo sobre el futbolista que se atreve a solicitarlo. Está vacante otra vez y toca saber quién hereda la próxima temporada una responsabilidad que parece traspasar lo anecdótico. Es el número atractivo para llevar en la camiseta, sin duda tentador por lo que conlleva su profundo significado. Sin duda también una carga adicional.

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