Aún no sabemos evaluar la trascendencia global que tiene
o tendrá el gol de Jeison Murillo en Almería, el del 2-3. Aún quedan trece
jornadas, aún 39 puntos, aún piezas que encajar en la puzzle clasificatorio.
Pero pinta que durante tiempo se recordará este testarazo del colombiano, que
ha impedido descolgar a los amarillos de las primeras naves de la clasificación
y que puede traerle a la Unión Deportiva el alisio rumbo a la promoción. Lo que
sí sabemos, en cambio, es que ese tanto alcanzó un grado máximo en el aspecto
emotivo, porque sucedió luego de un asedio agobiante del Almería, tras un
penalti errado, un balón al poste, dos goles andaluces e inferioridad numérica
canaria. Y porque, después de que su balón fuera a las redes de Esteban, ya no
hubo otra cosa que la bajada del telón del encuentro.
El acierto de Murillo se incluye dentro de esa extensa
lista de momentos mágicos vividos en la historia de la UD Las Palmas desde su
fundación y que en los últimos años son escenas extrañas, poco frecuentes. Pero
son goles que pasan a la memoria histórica de la entidad, ojalá con la
trascendencia que tuvieron otros que, como éste, se salieron del guión. Así
quedaron consolidados y aún hoy se reviven como pueden serlo el de la primera
victoria amarilla en el Nou Camp, obra de Niz (1969), el de Fernández en
Bratislava ante el Slovan (1972), el célebre tanto de Trona para derribar al
Barça de Cruyff (1974), el de Brindisi en la semifinales de Copa del Rey frente
al Sporting (1978), ... logrados en los instantes finales pero no con el reloj
tan tardío como el firmado por el defensa cafetero. Son goles que quedan para
la eternidad.
En los últimos años, como decimos, alegrías de este
calibre -con el añadido de la televisión en directo como testigo en algunos
casos- tuvieron alguna repercursión, casi siempre en sentido ascendente. Este
lunes se cumplían precisamente 16 años de un célebre gol de Turu Flores en las
postrimerías de la eliminatoria con el Español 1-1, tras jugada de Socorro.
Metió a Las Palmas en las semifinales de Copa (contra el Barcelona) en la que
también fue su última actuación en el Estadio de Sarriá. Aunque, a la hora de
comparar, nos viene a la memoria la prolífera campaña 2005-06, la del último ascenso
del equipo (a Segunda A), donde varios tantos en epílogos de los encuentros
propiciaron un final de temporada pletórico y culminado con éxito. El tanto de
Márquez al Rayo (1-0, minuto 86), el de David Rodríguez al Lanzarote (0-1,
minuto 89) y, en especial, el celebrado gol de Anoeta obra de Nauzet Alemán
(minuto 90, 2-1), que colocó a los amarillos en la ruta correcta cuando todo
parecía perdido en aquella promoción.
Un gol como el de Murillo, con la carga de felicidad que
ha logrado generar, no puede caer en el vacío cuando la Unión Deportiva ya se
encuentra en el tramo de la verdad. Este impulso ha de aprovecharlo y no en
solitario: el turno de la grada llega porque también desde allí se remata a
puerta.
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