Hay declaraciones emitidas en las
últimas semanas que, contempladas desde la distancia actual tras la salida
eventual de la UD Las Palmas de la zona de promoción, tienen una lectura que
mereceríamos analizar. Decía Miguel Ángel Ramírez, repetía Lobera y replicaban
algunos significados jugadores de la plantilla grancanaria que:
"El
pesimismo de la calle nos hace tener la sensación de que estamos peleando por
la salvación como en años anteriores, no por luchar por el ascenso"
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Subrayamos ese contenido. El club,
sus emisarios e, incluso los propios informadores, hemos debido de ofrecer
algún mensaje erróneo en el trayecto que lleva a la parte final del campeonato,
donde se debería saborear lo que hace trece años estaba vedado para el paladar
de la afición de la UD Las Palmas. Parece como si no se comprendió incluso que
"lo importante no es el destino, sino el viaje", porque en la
travesía había susurros, en espera de que se produjeran pinchazos, el equipo
saliera en una curva o se argumentara un absurdo mal de alturas. Todo ello
flotaba en el ambiente, casi como fruto de lo que es en esencia es este escudo,
que durante 31 temporadas ya jugó en Primera División.
Pero es curioso nuestro pequeño
manicomio en amarillo y azul. Apenas unos kilómetros cuesta abajo, en la
Avenida Marítima, esa misma oleada es capaz de meter en la cabeza una y otra
vez a los jugadores del club de baloncesto de la ciudad que "sí se
puede", en sus empresas de grado superior. El aire positivo suma allí; y
se nota. Quizá por ello, al contrario, este domingo a falta de cuatro minutos
para terminar el encuentro frente al Caja Laboral el Gran Canaria fue capaz de
remontar nueve puntos (55-64) y forzar un nuevo viaje a Vitoria, al menos. Este
martes tendremos la solución pero el aroma que se respira es diferente: sin
miedo al fracaso (?).
Porque en deporte todo es posible. La
realidad es dura con la Unión Deportiva Las Palmas: dos puntos de nueve cuando
más lo necesitaba y una racha de 270 minutos sin marcar un gol. Pero, ¿seremos
capaces de meter en la cabeza a los jugadores de Lobera el 'sí se puede'?. Y lo
que resta por hacer está en la imaginación de los futbolistas, no en sus
piernas. ¡Porque se puede, eh!. Eso dice la otra realidad, la que señala que
uno o dos conjuntos (Alcorcón 66 y Ponferradina 64) están a tiro de los
amarillos (63). Se pueden ganar los seis puntos y puede pasar que alguno de los
dos deje de hacer en la proporción necesaria. Luchemos por ello.
Todo es verdad:
fallaron los jugadores en partidos determinantes, el equipo y su sistema está
atascado y la promoción está ahora un poco cuesta arriba. Pero en dos jornadas
la historia puede dar un giro y aún está al alcance. Se puede, sí; pero no por
separado.