Tan importante como el triunfo, inyección anímica valiosa en el tramo inaugural, fue la demostración que el equipo amarillo realizó en torno a su nuevo concepto defensivo, que tiene marcado signo colectivo. Las Palmas apela a su sistema presionante y a la voluntad de arrebatar el balón para defender lo más lejos posible de su zona débil. El Racing no existió en el área canaria durante más de noventa minutos y esa sí fue una gran noticia. Porque las dos intervenciones finales de Barbosa, a sendos disparos de Jairo, se produjeron desde larga distancia y con meritorios gestos técnicos del joven valor cántabro, tratando de resolver un desaguisado con su propuesta individual. Su osadía merecía premio; pero ahí estaba Barbosa, por si acaso, en su sitio.
David García despeja ante Saizar (El Diario Montañés) |
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