En la mañana de este lunes ha sido Sitapha Savané el que ha hecho diana con uno de sus comentarios breves en el tuiter personal: "La UD Las Palmas gana 3 y se habla de ascenso. El Gran Canaria gana 2 y algunos hablan de play offs. Tranquilidad mi gente; tranquilidad". Lo llamativo de la frase del senegalés es que tanto tiempo lleva entre nosotros que todavía "se asombra" de nuestro pequeño manicomio insular. Sin embargo sabe bien distinguir entre la cordura y los radicales, aquellos que están dispuestos a jugar con la tensión de los aficionados en función de los resultados o de sus intereses de venta.
El banquillo de la UD celebra un gol al Celta (C. Torres) |
Pero ha sido sencillo y coherente el pivot del club de la ACB, que como no pocos protagonistas del circo deportivo sienten que un par de resultados son suficientes para colocarles sin sólidos criterios en el abismo o subirles al Olimpo. Su club sigue en proceso de reconversión en la mejor Liga de Europa, con una plantilla que compite echando raíces tras la marcha de notables jugadores y el brutal recorte anual de sus presupuestos. Quizá por ello, porque conoce bien por dentro cómo es ese proyecto, lo primero que se le ocurre es pedir la serenidad. Lo hace ahora y no cuando pudo haberse generado el estado de mayor nerviosismo.
El caso de la UD Las Palmas es un poco más de lo mismo en la mejor de sus temporadas desde hace nueve años. Nunca hubo lógica clasificatoria o estadística para dudar de lo que se venía realizando, ni ahora hay motivos de añadir la presión de la palabra ascenso como objetivo. Lo importante es lo que está en la cabeza de los jugadores, liberados al situarse a tanta distancia del incendio. Y es ahí donde Las Palmas se puede convertir (de hecho ya el Celta lo ha comprobado) en uno de los conjuntos más peligrosos de la segunda vuelta, porque juega sin apreturas. No seremos nosotros los que se las añadiremos, aunque nos contagiemos por el entusiasmo galopante. Por ello replicamos a Savané: "Ilusión, gente; ilusión". Un concepto éste ideal en estos tiempos tiranos de la crisis.
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