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LA ESTAMPA LEGENDARIA: La imagen de Juan Guedes, magnífica,
captada en un poster inmortal de su etapa como capitán de la UD Las Palmas.
Corresponde a la colección editada por Destilerías Arehucas |
Juan Guedes Rodríguez (2/octubre/1942-9/marzo/1971) fue una de las grandes figuras que ha dado el fútbol canario. Ídolo de masas, jugador muy querido dentro de la propia entidad, dejó una huella imborrable que ahora no pasará inadvertida cuando se cumpla el cuarenta aniversario de su fallecimiento. Ocurrió en la habitación 345 de la Clínica Santa Catalina de la capital grancanaria, a donde había sido trasladado desde Barcelona tras una operación. Tenía apenas 28 años, pero su leyenda es eterna.
Por José Hernández
La Unión Deportiva Las Palmas recibió un duro varapalo aquel día en que expiraba su capitán. Cierto es que este trágico y fatal desenlace para el que fuera magnífico jugador amarillo estaba anunciado. Juan Guedes había sido operado en Barcelona por el prestigioso doctor Puigvert Oliva para tratar de eliminar unos tumores detectados en el colon. Tras esa intervención quirúrgica, Guedes volvió a jugar al fútbol y su retorno se produjo en el Estadio Insular, en un partido frente al Athletic de Bilbao, en la jornada tercera del 26 de septiembre de 1970. Su reaparición en el terreno de juego fue acompañada por una estruendosa ovación. Pero unos meses después, Guedes tuvo que retornar al quirófano en la Ciudad Condal porque el cáncer no había desaparecido. Operado de nuevo decidió regresar a Gran Canaria e ingresar en la Clínica Santa Catalina. Sus días de lucha culminaron en la mañana del 9 de marzo de 1971, hace cuarenta años.
La cara de Guedes reflejaba día tras día el deterioro, a pesar de que continuamente sus compañeros, con su inseparable Tonono al frente o con Aparicio, al que había sustituido en las tareas de capitán, o del presidente del club, Juan Trujillo Febles, el secretario general Jesús García Panasco, iban a dar ánimos tanto a él y a su esposa, Georgina, que veían como aquel impresionante físico, que tantas tardes de gloria había dado vestido de amarillo y con los colores de la selección nacional, se desvanecía. Guedes marcó una época en un club cuya primera licencia profesional firmó el 4 de octubre de 1962, con una ficha de 35.000 pesetas y un sueldo de 2.500 pesetas. Sin embargo había debutado en el Estadio 'Alfonso Murube', frente al Ceuta (2-0) el 23 de abril de 1961, siendo entrenador de los amarillos Casimiro Benavente. Después le siguieron dos renovaciones más por tres años cada uno, aunque estuvo a punto de ir traspasado al Fútbol Club Barcelona. De hecho, hubo una reunión en Madrid con el presidente entonces del Barça, Enrique Llaudet, pero Las Palmas renunció a la millonaria oferta que hicieron los azulgrana, a las que posteriormente siguieron las el Atlético de Madrid y también el Español.
"AQUÍ TERMINARÉ MI VIDA COMO JUGADOR"
En aquel entonces Guedes declaró lo siguiente: “Yo estoy a gusto en Las Palmas y en la Unión Deportiva. Hubo un momento, lo reconozco, que pensaba demasiado en que me traspasaran. Aquello duró poco. El club fue notablemente mejorándome las condiciones del contrato, y además, como canario yo me he sentido en este club como en el que más a gusto puedo estar. Aquí estoy seguro y terminaré mi vida como jugador”. La idea que tenía Guedes para su futuro, una vez retirado del fútbol, era seguir como entrenador. De hecho hizo el curso junto con Germán y León, y en este sentido, otro ilustre como Tonono recordaba que a Guedes le gustaba hacer pequeñas notas con sus ideas tácticas, o comentar con los compañeros las instrucciones que daba el entrenador de turno. Una derrota le hacía perder el sueño y hablaba mucho después del partido de los posibles errores cometidos. E, incluso, a sus amigos íntimos llegó a comentar que su objetivo final era ser presidente de la entidad grancanaria, tal era el amor que sentía por los colores amarillos.

Pero además de ser un magnífico futbolista, con una clase indiscutible, siendo calificado cono 'símbolo del fútbol canario', Juanito Guedes fue un compañero ejemplar, apoyando no sólo a los que eran de su misma edad, sino a los jóvenes de la cantera que iban subiendo al primer equipo. Si había que ir a club porque algún compañero estaba atravesando algún problema, allí estaba él delante de Juan Trujillo o García Panasco; si había que hablar con el entrenador, él tomaba la palabra en nombre de la plantilla, y como técnicos tuvo a Casimiro Benavente, Paco Campos, Rosendo Hernández, Vicente Dauder, Juanito Ochoa, Luis Molowny y Héctor Rial, quién el día de su muerte declaró: “Su personalidad nos había ganado a todos. Como jugador sólo puedo decir que era como un abanico que daba el aire de su juego a todo el conjunto”.
GRAN DOLOR EN GRAN CANARIA La manifestación de duelo que se vivió en Las Palmas de Gran Canaria aquel 9 de marzo de 1971 no tenía precedentes. Desde la sede social del club hasta el cementerio de San Lázaro fueron miles las personas que acompañaron el féretro de Juanito Guedes, al que unas horas antes se había abrazado Tonono (no asistió al sepelio porque tuvo que irse a una convocatoria de la selección nacional). Un féretro sobre el que entonces delegado nacional de Educación Física y Deportes, Fernando Navarro Valle, le imponía la medalla al mérito deportivo a título póstumo.
Recordar la figura de Juanito Guedes nos produce una gran satisfacción, porque fue un jugador que nos encandiló en una época de gloria de los amarillos y que tuvimos el privilegio de vivir. Aún recordamos aquellos magníficos lanzamientos, con su mágica pierna izquierda, de Guedes de cincuenta o sesenta metros, a Gilberto I por la banda izquierda, o Mamé León por la derecha, que llegaban con una precisión milimétrica. Eso, en Las Palmas, sólo se lo he visto hacer a Juanito Guedes. Lo dicho: todo un Mariscal.
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FLORES AMARILLAS ETERNAS: El recuerdo de Juan Guedes es imborrable. Para su familia también. Por eso flores amarillas decoran el entorno en el que descansa, en el Cementerio de San Lázaro (Foto: MB) |
Para que el joven aficionado que ahora escucha el nombre de Juanito Guedes, solo unos datos para que puedan apreciar la magnitud de su figura. A la siguiente semana de su fallecimiento, la Unión Deportiva acudió al Molinón, y antes del partido, las plantillas de Las Palmas y del Sporting, junto con los dirigentes, celebraron un funeral en memoria del capitán amarillo. Al día siguiente de su muerte, el Atlético de Madrid jugaba en el “Manzanares” partido de Copa de Europa con el Legia de Varsovia, pues en ese partido los colchoneros salieron al campo con brazaletes negros, en señal de luto por la muerte de Juanito Guedes, una iniciativa que salió del Atlético, ya que no había ninguna circular ni orden de la Federación para que se luciera esa señal de duelo. Guedes era muy querido en el fútbol canario y en el fútbol nacional, jugando magníficos encuentros en todos los Estadios de Primera División.