Cuatro de los recientes rivales de la UD Las Palmas han
levantado la señal de alarma y han rescatado la preocupación a falta de tres
brazadas para llegar a la primera orilla. Guadalajara, Hércules y Recreativo
-todos ellos como visitantes del Estadio de Gran Canaria- y hace una semana
también el Huesca decidieron defenderse por aglutinación de efectivos, sin
dejar mucho espacio entre sus respectivos porteros y la última línea de
retaguardia. Cedieron a los hombres de Sergio Lobera la iniciativa, dieron
pasos hacia atrás sin titubear y dedicaron mucho esfuerzo y tiempo para que las
bandas canarias no tuvieran la profundidad requerida o que Thievy, Chrisantus o
Tato, cuando a este último le tocó el turno, pudieran encarar con la soltura
habitual los últimos metros.
El resultado de ello fue comprobar cómo el fútbol de
toque, veloz y profundo que ha caracterizado a la Unión Deportiva candidata al
ascenso pasaba a un estado plomizo, dubitativo, lento y sin mordiente. Apenas
un par de acciones de riesgo que, de haberlas solventado positivamente, habrían
salvado este sábado el trance ante el Decano, pero no la sensación de que el
equipo ha entrado en un peligroso atasco; trancado como dicen nuestros
lugareños.
Le han fabricado al ataque de la UD Las Palmas, ese tan
temido y que Sergi Barjuán calificó como el mejor de la Segunda División, un
pijama de madera; una selva repleta de inconvenientes y de sinsabores que el
propio Nauzet Alemán analizó tras el partido último comentando que era un mal
momento para perder el rumbo y entrar en dudas. Estos modestos rivales han dado
un giro de tuerca a la manera de presionar o de atenazar al candidato; y lo han
conseguido.
El fútbol profesional le ha demostrado a la UD que es
capaz de evolucionar para protegerse de su potente pegada. Pero, ¿cambia Las
Palmas también para percutir con otras opciones?. 93 minutos de una misma idea,
de intentar la entrada al área con idénticos conceptos y algunos relevos,
demostraron ante el Recreativo que no fue efectivo. Era, en realidad, la
confirmación de aquellos partidos que precedieron. Las Palmas insistió tanto en
lo mismo que perdió en el tramo final el concepto de lo colectivo: Thievy,
Vitolo y Chrisantus decidieron fabricar sus incursiones en solitario porque el
esperado 'Plan B' de los amarillos -léase un estilo más directo o nuevas
alternativas en bandas- no existe o no se cree en él.
En menos de tres semanas Las Palmas ha de
encontrar esas soluciones salvo que la idea de Mirandés, Numancia y Murcia sean
las de acudir a un 'tú a tú' con los de Lobera. La reflexión del técnico en voz
alta, sin ocultar su propia decepción, debe ir paralela a la búsqueda de soluciones
con los mismos mimbres que han llevado al conjunto grancanario a las puertas de
la ilusión. Lobera fue capaz de hacer variaciones eficientes cuando, en el
primer tramo de la Liga, Las Palmas llegó hasta el fondo de la clasificación.
Mejoró entonces algunos aspectos defensivos y el equipo arrancó con fuerza. Un
paso atrás a tiempo puede ser un gran impulso porque ha el empate ante el
Recreativo es un punto y aparte, no un punto y final.
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